Pablo Guillermo Fuster Pastor, estudiante del Grado en Historia de la Universidad de Murcia, nos cuenta qué son las “fichas de diario de excavación”. Profundizamos así un poco más en la documentación de registro de una excavación arqueológica que se va realizando de forma paralela a los trabajos de excavación. Si queréis saber más sobre el proceso de documentación y registro podéis leer la entrada de nuestra compañera Rosa Sánchez sobre las fichas de unidad estratigráfica.

¿Qué son las fichas de diario? Cuando hablamos de una excavación arqueológica estamos ante un proyecto complejo que se puede prolongar durante meses. Éste busca recuperar y documentar los vestigios materiales presentes en un yacimiento. Por esto, hay, además del trabajo de excavación, un proceso simultáneo que se encarga de documentar dicho proceso de excavación. Para registrar la evolución de los trabajos son indispensables las fichas de diario de excavación. Estas fichas consisten en unas hojas que se van rellenando día a día en las que queda reflejada aquella información significativa que los investigadores desean documentar por su relevancia.

¿Por qué hacemos estas fichas? Cada arqueólogo plasma en ellas el trabajo diario en el yacimiento usando una serie de indicadores que recogen el trabajo realizado y cómo continuarlo en caso de que hiciera falta relevarle. También se hacen como complemento de las fichas de UE (unidades estratigráficas), usándose de apoyo para aportar más detalles. Así, las fichas de diario tienen como objetivo sintetizar y documentar la información más relevante del día para comprender la evolución de la excavación y la interpretación de los diferentes elementos que componen el yacimiento.

¿Qué información contienen y cómo se hacen? Técnicamente hablando, están compuestas de unas casillas en las que se indican fecha y zona de trabajo dentro del yacimiento; así como un croquis en planta para indicar dónde están las zonas en cuestión que se mencionan en la redacción de la ficha. También cuentan con un espacio de redacción donde queda documentado lo acaecido en ese día.

En este espacio, primero se indica el horario en que se ha estado excavando y el nombre de quienes han estado trabajando, para así poder acudir a ellos en caso de duda o de necesitar más información. Tanto en su croquis como por vía escrita, se especifican las UEs, explicando la relación estratigráfica entre las mismas. Con todo esto queda acotada esa información básica.

Aquí resulta importante señalar que cualquier proceso de excavación se apoya en un enfoque previo que sienta las bases de esa estrategia a seguir. Hay unas causas, unos motivos y unas hipótesis de las que se parte al hacer una intervención, y con estas se tiene un objetivo en mente. Este suele consistir en confirmar o desmentir dichas hipótesis, y esto queda también reflejado en los diarios. En otras palabras, se describe por qué se está haciendo lo que se hace.

Tras recoger la información básica toca desarrollar por escrito el trabajo de ese día, describiendo qué se ha excavado; mencionando los restos encontrados e inventariando aquellos que resulten significativos; mostrando cómo se interpreta esa información nueva; si confirma o modifica las que ya se habían asumido; o si acaso genera nuevas hipótesis a tener en cuenta en la intervención arqueológica. Las incidencias que haya podido haber resultan otro punto a señalar. Con esto, restaría plasmar qué ha quedado por hacer para ese día siguiente y si hay alguna observación que no entre en los puntos anteriores. Para terminar se indica la persona que ha realizado este diario y quien lo ha revisado.

¿Tienen algún uso para la posteridad? Queda claro que los diarios de excavación tienen una relevancia innegable, pues resultan una guía detallada de los trabajos realizados por los arqueólogos que intervinieron en un espacio y un tiempo determinado. Tanto para excavaciones ulteriores como para la difusión de nuestro trabajo, resultan una herramienta fundamental.