Excavación arqueológica

¿Cómo excavamos?: ¿Qué materiales constructivos hay en el yacimiento de San Esteban?

23/01/2019

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Pablo Guillermo Fuster Pastor, estudiante del Grado en Historia de la Universidad de Murcia, nos detalla los tipos de materiales constructivos que encontramos en el yacimiento de San Esteban y qué información aportan tanto al registro arqueológico como a la posterior interpretación del yacimiento.

¿Para qué sirve identificar y estudiar los materiales de construcción de un yacimiento arqueológico?Las estructuras que encontramos en un yacimiento, como está claro, están hechas con varios y diferentes materiales constructivos. Estos materiales cambian según época, lugar y cultura, y precisamente por eso pueden añadir su granito de arena al conjunto de datos que podemos recuperar durante una excavación arqueológica. Estudiar estos materiales implica comprender los procesos de obtención y de elaboración, los cuales traen consigo un conjunto de condiciones que nos ayudan a interpretar un contexto histórico. Si, por ejemplo, encontrásemos mármol, esto significaría la existencia de canteras, personal para extraerlo, posibles acuerdos comerciales, un sector social de especialistas para trabajarlo, una posible administración que coordine este proceso, posibles formas de obtener seguridad durante los traslados, y un largo etcétera.

Cada uno de estos puntos puede investigarse, pero un primer paso debe ser el análisis de los materiales empleados en la construcción, de modo que nos orienten para ulteriores interpretaciones. En nuestro caso, en  San Esteban encontramos, grosso modo, tierra, ladrillos, materiales pétreos y argamasa.

La tierra, como material de construcción, resulta base de cualquier obra estructural en nuestro caso. No hay material que esté más a mano, resulta relativamente aislante y ofrece muchas posibilidades para mezclarla y modificar sus propiedades. Para su empleo, se pueden fabricar adobes o se puede apisonar. Ambas técnicas de fabricación consisten en un encofrado de madera en el que se vierte cierta proporción de arena, arcilla y fibras vegetales humedecida y se presiona para después dejarla secar mediante acción solar. Contrastan, sin embargo, en que los adobes tienen unos límites marcados, quedando espacios entre ellos que hace falta rellenar, mientras que las tierras apisonadas forman una masa continua en los muros, pudiendo obtener una compresión de hasta 40 kilos de tierra por centímetro cuadrado.

Los ladrillos se han usado desde hace unos 11.000 años aproximadamente. Se trata de un prisma rectangular de arcilla que se ha moldeado, secado y se ha sometido a un proceso de cocción a altas temperaturas. Su atractivo radica en las posibilidades composicionales que ofrece, así como las variaciones en su moldeo, que se extienden en un abanico tipológico, encontrando ladrillos macizos, perforados, huecos, rallados, punteados, con decoraciones varias, etcétera. Sus colores pueden variar según su composición mineral o los grados a los que se ha cocido, resultando estos muy significativos.

A los materiales pétreos, se los cataloga en piedras de cantería, como las piedras calizas; y rocas ornamentales, como los mármoles, las pizarras o los granitos. Se trata de un material básico en construcción, que en nuestro caso se combina con tierra para la fábrica de muros mediante la técnica del tapial. Estos materiales tienen su atractivo en su disponibilidad, resistencia y durabilidad.

Resta mencionar esa argamasa, que viene a resultar una de las múltiples formas de mortero que existen. Tenemos constancia de uso de morteros como material constructivo desde era neolítica. Su empleo resulta indispensable como material aglutinante, propiedad que obtiene de la cal, presente en su composición. Esta mezcla de cal, arena y agua se aplica entre las aristas de unión del material empleado (piedra o ladrillo), y al secarse queda dura, otorgando resistencia y aislamiento a las viviendas.

Como se observa, la decisión de usar un material u otro no habla solo de las capacidades de organización social y de recursos económicos de los que dispone una civilización, sino que también muestra su estado tecnológico y científico, su capacidad de investigación y experimentación, su creatividad y sus motivos para aceptar o rechazar cierto material.

 

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