Laboratorio

Trabajo de Laboratorio: Catalogación y conservación del material metálico

11/07/2019

María Isabel Molina Campuzano, arqueóloga e investigadora del proyecto, nos explica la importancia de los metales en las sociedades medievales y el proceso de investigación llevado a cabo desde la localización del material metálico en el conjunto arqueológico de San Esteban hasta su catalogación en el Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Murcia.

Los objetos de metal son encontrados de forma habitual en contextos arqueológicos, puesto que fueron utilizados y valorados por las sociedades pasadas al igual que los demás tipos de materiales. Durante el trabajo de campo llevado a cabo en el conjunto arqueológico de San Esteban, dedicamos especial atención a los objetos y fragmentos metálicos recuperados en las diferentes zonas intervenidas.

¿Qué información aportan los metales?

De forma general, son indicadores de algunas de las actividades presentes en la sociedad medieval, pues eran usados como herramientas de trabajo (agrícola y textil), como útiles de cocina e iluminación, fundamentales para el armamento, y al ser elementos de prestigio y valor, se corresponden también con elementos de adorno personal.

Por otro lado, señalan el desarrollo tecnológico de la sociedad, ya que los restos de escorias de fundición, y elementos como crisoles, moldes y hornos, entre otros, permiten reconstruir la técnica del trabajo del metal.

¿Cómo se extraen durante el trabajo de campo?

Los fragmentos metálicos se reconocen por su color y dureza, además de la impronta o marca que suelen dejar en el estrato por la acción de la corrosión. Se aprecia especialmente en el caso de los objetos de hierro, cuya impronta es de color anaranjada. Una vez localizados y tras ser fotografiados en su posición original, se procede a su extracción, que debe realizarse con control y cuidado, pues los metales afectados por la corrosión se vuelven frágiles y de fácil rotura.

Otro aspecto a tener en cuenta es el contexto donde apareció cada objeto y fragmento metálico. Por ello, marcamos en un plano del Recinto I, Recinto II y de Maqbara y Oratorio, el lugar exacto donde se encontró cada metal. Este procedimiento nos ha permitido observar si se producen concentraciones o ausencias de material en zonas concretas, y así conocer su distribución en el espacio.

El trabajo de laboratorio

La segunda fase se desarrolla en el Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Murcia, donde se ha realizado un catálogo que contiene información detallada de cada una de las piezas de metal (procedencia, descripción, dimensiones, comentario, estado de conservación, circunstancias del hallazgo y fotografías). Nos hemos preocupado también por la problemática de conservación del metal, ya que en su mayoría es de naturaleza inestable y tiende de forma rápida a la corrosión, en especial el hierro. Este hecho afecta en muchos casos de forma grave al objeto, que puede perder por completo su forma y características originales. Las piezas han sido tratadas por el equipo de restauración que es parte del proyecto, posibilitando su buena conservación y análisis.

En definitiva, el estudio del material metálico es de gran interés, y aporta una información relevante y necesaria para comprender en su totalidad tanto un yacimiento arqueológico, como el análisis social que se extrae de su estudio.

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