Excavación arqueológica

¿Cómo excavamos? Remoción de huesos humanos en la maqbara

05/06/2019

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María Haber Uriarte, bioarqueóloga y directora de Antropología del proyecto Fase 0 del yacimiento arqueológico de San Esteban, nos explica el procedimiento para documentar los restos óseos de la maqbara durante el trabajo de campo.

La metodología de excavación de enterramientos en los que el cuerpo está articulado, es decir, en posición anatómica, es muy diferente a la prevista en un osario o conjunto de huesos totalmente desarticulados.

En el primer caso se suele ir comprobando y delimitando a simple vista la presencia de uno o más sujetos enterrados, mientras que en un conjunto revuelto esta determinación suele ser muy complicada a priori. Por otro lado, hay que determinar si los huesos fueron depositados allí como parte de un enterramiento secundario (es decir, que el cadáver fue enterrado en un sitio y posteriormente, ya esqueletizado, trasladado a otro depósito ya definitivo) o en cambio fueron movidos voluntaria o accidentalmente.

Para contestar a todas estas preguntas, hay que ir estableciendo y registrando, para cada uno de los huesos, su posición exacta e inclinación, y qué mejor manera que ir numerándolos consecutivamente para poder reconstruir fielmente el depósito de enterramiento y explicar e interpretar, durante el trabajo de laboratorio y de gabinete, el porqué de la ubicación de cada uno de los restos humanos.

Se tienen varias opciones: por un lado, el dibujo tradicional en el que se van representando todos los huesos, utilizando colores diferentes y estableciendo capas que nos ayuden a registrar la potencia de la inhumación; o por otro lado, ir tomando fotografías cenitales y trabajar con ellas en el proceso de excavación, como en la imagen que se adjunta (Tumba 8).

Ya en el laboratorio, tras su limpieza, se podrá determinar el sexo y la edad de cada uno de los huesos, cuando su conservación y características lo permitan; a veces incluso, la presencia de una paleopatología generalizada en algunos de los restos puede ayudar a determinar el NMI (Número Mínimo de Individuos) enterrados en el revuelto.

Esto, sumado a su posición exacta, nos puede ayudar a entender el proceso que provocó su deposición en un momento determinado o incluso en varios momentos consecutivos. En definitiva, a interpretar lo que pasó en ese momento exacto  de nuestro pasado islámico.

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