Campaña I 2018/2019 / Excavación arqueológica

Semana VII

05/01/2019

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Empezamos el año con muchas preguntas y, al mismo tiempo, con muchas ganas. Día a día, nos damos cuenta de que el espacio funerario de la maqbara es mucho más complejo de lo que se creía, así que se plantean nuevas hipótesis y rutas de trabajo para ir entendiendo el comportamiento funerario del arrabal, pero ¿de toda la población o de parte de ella?
Se ha continuado con la excavación y limpieza de la zona en la que se han localizado las estructuras funerarias, con el objetivo de delimitar las fosas de enterramiento y entender el reaprovechamiento del suelo de la maqbara. Se percibe cómo algunas áreas han sufrido remociones y deposiciones posteriores, pero todavía tenemos que entender el uso cronológico de este espacio. Se está cribando –combinando el cribado en seco y con agua- todo el sedimento de este sector para así recuperar todas las esquirlas de hueso que se hallan mezcladas en los sedimentos y que pasan desapercibidas por el ojo humano si no se procesa la tierra de forma mecánica y objetiva, sobre todo en las áreas en las que se están delimitando enterramientos de sujetos infantiles, muy frágiles y sensibles a los cambios de temperatura y oxigenación propios del trabajo de campo.

Por otro lado, el objetivo de entender la relación de la maqbara con el recinto del oratorio nos ha llevado al planteamiento e inicio de la excavación de varios sondeos en esa zona, la de contacto entre oratorio y maqbara, para así entender mejor la relación de ambos espacios. Además, comprender la secuencia entre la calle y los niveles sedimentarios del oratorio mostrará la correspondencia de los niveles sincrónicos de circulación de las personas y su culto.

En el recinto I, hemos centrado nuestra atención en las atarjeas del edificio. En concreto, se ha realizado la excavación de las canalizaciones de desagüe de la zona norte y noroeste del recinto I, tanto al interior como al exterior del edificio. Los objetivos han sido entender el funcionamiento del sistema hidráulico del recinto I, determinar sus distintos momentos de uso, descubrir cuál es la finalidad de dichas atarjeas y recuperar los residuos que se pudieran conservar en su trazado.


Durante la excavación de las atarjeas se detectó un estrato común en este tipo de desagües. Se trata de las concreciones sedimentarias del agua coloreadas según los desechos que circularon, que resultan en un paquete de superposición de los distintos elementos que fueron transportados por la bajante de la atarjea. La flotación de los sedimentos, el estudio de parasitología y la observación pormenorizada de la fracción pesada dará suficiente información para la obtención de respuestas en cuanto al uso de estas conducciones y al consumo del agua del arrabal andalusí.

En la zona norte, continuamos excavando la preparación de pavimento, ya iniciada los días anteriores, con abundante material cerámico, constructivo, fauna y metal. Los andenes del patio se han descubierto y limpiado para la documentación de su estado y proceder a la excavación de los niveles superiores de pavimento de mortero. Al mismo tiempo, el equipo de restauración ha finalizado de consolidar el muro norte de cierre del recinto I.

Cada día que pasamos en San Esteban recuperamos un pedacito más del pasado de la ciudad. El equipo se enfrenta a nuevos retos de interpretación y todo va dando sus frutos. La próxima semana nos adentraremos en otras cuestiones y os relataremos los nuevos hallazgos. ¡Os esperamos!

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