Javier Miranda Albadalejo, alumno del Grado en Historia de la Universidad de Murcia, nos cuenta cómo identificamos unidades estratigráficas y cuál es el procedimiento a seguir para su excavación e interpretación.

¿Qué es una unidad estratigráfica (UE)? Por unidad estratigráfica entendemos la evidencia que una actividad determinada ha dejado en un yacimiento arqueológico a la que damos un número de identificación para su registro y documentación. Esta actividad puede ser resultado de la acción humana o  de procesos naturales que interrelacionan o se alternan en su sedimentación. La unidad estratigráfica puede hacer referencia a diferentes elementos: construcción, depósitos de tierra, agujeros, surcos, etc.

Por lo tanto, cuando excavamos, los estratos que van apareciendo, en muchas ocasiones, no tienen sentido. Es decir, en ocasiones no sabemos a qué corresponde la unidad estratigráfica que estamos excavando hasta que no terminamos de hacerlo y la documentamos para ponerla en relación con el contexto del yacimiento. Por ejemplo, hasta que no finalizamos de excavar una unidad estratigráfica determinada, no podemos saber si se trata de un deposito o un basurero. Solo sabemos que la tierra ha cambiado de color o que los elementos que aparecen son diferentes a los que aparecían antes. Por eso hay que identificarlas, delimitarlas y documentarlas para su correcto registro y que no nos lleve a error a la hora de interpretar el momento en el que se produjo ese proceso deposicional.

En mi caso, voy a centrarme en los elementos de intrusión, como pueden ser las fosas, en una estratigrafía horizontal previa. Es muy importante detectar estos estratos para comprender bien la estratigrafía, ya que cuando se realiza un agujero y se rellena, este depósito alcanza cotas más bajas, cortando otros depósitos arqueológicos más antiguos. Una fosa es un claro ejemplo de intrusión.

¿Qué hacemos cuando detectamos un posible elemento de intrusión en una estratigrafía horizontal? Cuando nos hemos encontrado con este tipo de elementos en el yacimiento hemos procedido a su documentación, y para ello nos hemos servido de una ficha para su registro, señalando su ubicación y dimensiones a través de dibujos y fotografía, Posteriormente, en el proceso de excavación del relleno, vamos distinguiendo los diferentes niveles de colmatación, distinguiendo con un número de registro distinto al que marca la fosa y estando atentos a la aparición de diferentes capas que pueden pertenecer a diferentes momentos de rellenado.