Excavación arqueológica

¿Cómo excavamos?: Bioantropología

01/12/2018

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Sandra López Parra, estudiante de Grado en Historia de la Universidad de Murcia, habla del papel de la antropología forense en relación con la arqueología:

La función de la Bioantropología en Arqueología es el estudio de los restos humanos. Para ello se utilizan una serie de técnicas como son el análisis de C14 o estudios de ADN entre otras.

Las herramientas utilizadas dependen del estado de los restos y del rigor que exija la acción desempeñada. Para ir rebajando el nivel y delimitando la zona más alejada de los restos, se utilizan paletín y cepillo. Una vez que estamos en contacto directo con los restos, utilizamos punzón de madera con el fin de no rallar la superficie del hueso. También usamos brochas y pinceles de diferente grosor para ir limpiando. Debido a que no podemos tocar las muestras directamente para no contaminarlas y que sean válidas para posteriores análisis, los guantes se convierten en indispensables.

Las muestras que se van recogiendo deben ir bien identificadas, separadas y bien acondicionadas, y para ello se van depositando en bolsas de plástico etiquetadas y previamente perforadas, para evitar los daños que podría causarles la condensación de humedad.

El  procedimiento en campo en el momento en que aparecen restos óseos es el siguiente:

  1. Comenzamos señalizando el lugar del hallazgo para tener presente en todo momento que hay que tener especial cuidado en la zona. De esa forma vemos dónde no debemos pisar ni apoyar las herramientas con las que trabajamos.
  2. Delimitamos para comprobar si se trata de un fragmento aislado o de una agrupación.
  3. Una vez que hemos definido la extensión del área en la que vamos a trabajar, hay que analizar el estado de conservación en el que se encuentran los restos, que condicionará la forma de actuar sobre ellos.
  4. Tras llevar a cabo el diagnóstico, procedemos a excavar. Todo el proceso de excavación es documentado gráficamente mediante croquis a la vez que es fotografiado tanto a nivel general -para ver su relación con las estructuras del entorno-, como en detalle -por si se tratara de agrupaciones de huesos en conexión anatómica- .Del mismo modo que se dibuja y se fotografía, también se toman cotas para ver su posición topográfica respecto al yacimiento.
  5. Una vez que excavamos hasta dejar al descubierto la totalidad de restos conservados, limpiamos, medimos, hacemos foto final y procedemos con la extracción lo más rápido posible, para así evitar que los agentes externos alteren el estado de la osamenta. Lo más adecuado es dejar un testigo de tierra y sacarlo en bloque para terminar de excavarlo ya en el laboratorio, con el fin de perder la mínima información. Lo envolvemos en papel de burbuja para evitar que en el trasporte pueda sufrir daño alguno.
  6. Cribamos la tierra que hemos ido sacando en la zona, para recuperar aquellos huesos que hemos podido pasar por alto en el proceso de excavación, como por ejemplo los del oído que son bastante pequeños.
  7. Finalmente se fotografía el espacio resultante tras la exhumación.

El papel de la Antropología en los estudios arqueológicos del arrabal de la Arrixaca es fundamental para determinar cómo vivían sus habitantes, cómo eran, sus enfermedades, causas de muerte, e incluso, qué comían.

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